LA NECESIDAD DE POSEER Y SU INTENTO FALLIDO, EL MITO DE PAN

5102713131_0c2aa46297_z

La avaricia por poseer es uno de los defectos de este mundo. Aunque no lo parezca, es una necesidad, consecuencia de un vacío consigo mismo que sufre la persona, y que intenta suplir a partir de otros, sin conseguirlo.
El fracaso es evidente, pues lo que falta es una capacidad que solo pueden encontrar en sí mismos. Al no conseguirlo, su estado se agrava, incrementándose su necesidad de poseer o bien llegando a exasperarse en una «rabieta» que incrementa todavía más su estado.

La competencia es una conducta en la vida animal que persiste. Encabeza todavía la visión del mundo hacia lo que la persona considera más preciado. Al no poderlo encontrar en sí mismo, se crea una actitud de extrema supervivencia de poseerlo del otro, algo que al no ser posible, no se consigue nunca y la intención no cesa hasta que se detiene por la otra parte.
El fondo de este asunto lo tenemos en mitología, en el mito del dios Pan y las Ninfas.

Pan era hijo de Hermes (el mensajero) y una mortal, Penélope. Para conquistarla Hermes se convirtió en cabra, por eso Pan nació medio Humano y medio cabra. Pan significa «todo», era muy bromista y tenía entretenidos a los dioses pues además tocaba virtuosamente un instrumento que él mismo inventó, la Siringa.
Pan además tenía otra afición…perseguir a las Ninfas. No tenía éxito con las mujeres, estas lo rechazaban y huían de él. Pan las perseguía para tenerlas para él pero todo eran intentos fallidos, pues no podía tenerlas, cuando las iba a coger, estas perecían de alguna manera.

Encontramos en esta historia una analogía con el fenómeno de la avaricia por el poseer, Pan deseaba a las Ninfas, por tratarse de seres puros, bellos y con cualidades joviales y amorosas. Es la representación del bien preciado, algo virtuoso, que es profundamente deseado por el que tiene ese vacío.
Pero una virtud, no es algo que puedas tener a partir de otras personas, es un bien propio, con lo cual el asunto de poseer al otro para tener virtud es algo imposible.

Vemos un doble problema, el vacío y la avaricia del poseer.

La lección a aprender es que para estar con las personas o las cosas ha de hacerse desde la libertad, y no desde la posesión. ¿Por qué? Porque no puedes tener nada más que a ti mismo. Por eso cuando las Ninfas estaban a punto de «ser cazadas», o bien se convertían en cañas, o eran presas de otros infortunios. En cualquier caso, fastidiaba los planes de Pan.

El poder corrompe cuando no es verdadero. Solo existe en una única manera, hacia uno mismo. La manera que tenemos de estar los unos con otros es desde la libertad, compartiendo espacio libremente.

Cuando algo falta, la persona lo intenta adquirir de los demás, y éstos se convierten en su único objetivo, con la avaricia de tenerlos, para no perder esa cualidad de la que carecen.

Hay un asunto más… Os he hablado que pan tenía un instrumento que él mismo construyó, la Siringa. La fabricó a partir de un cañizar en que se convirtió una de las ninfas cuando Pan intentaba cogerla. Seguramente fue fruto de una lección que Pan pudo aprender, y construyó con ello, o se aferró a la nueva forma de su más preciado valor.

Se dice que Pan está presente todavía como una fuerza poderosa de la naturaleza…y la Verdad es que la avaricia por el poseer todavía es parte de una sociedad anclada en una conducta animal. La nueva sociedad necesita nuevos mitos, que se irán creando con los eventos de nuestras direcciones.

Meritxell Castells 23/2/2014

 

Photo credit: John Lees

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *