EL VERDADERO PODER, LA IDENTIDAD

ser humanoEl poder verdadero no es sometimiento, pues uno solo puede ejercer poder sobre su propia materia. Se manifiesta como identidad, más simple o más compleja…pero íntegra.
¿Qué es una identidad? Es aquello que define nuestra intención más elemental. Está en cada expresión diferenciada de la materia, que vamos identificando al desarrollar la conciencia.

He querido hacer un artículo que explique por qué motivo no hay sometimiento real. Es importante para entender los motivos que expuse en el artículo «El negocio de la indefensión…». Entrar en estos motivos, desde la ciencia es entrar en la famosa ley de la gravedad, todavía un misterio para la física. Me es más fácil ver este concepto desde aquí, aún así, lo extrapolo a lo social, para que todos podáis entenderlo.

Todo lo que existe, desde una persona, animal, planta u objeto. Todo lo que es información tiene una intención de ser. Es como una intención máxima de la vida, podemos imaginarla como una flecha que sale de nosotros, imparable…y toda nuestra materia, nuestra química le sigue, ya desde la concepción. En el vientre de la madre uno queda aislado de la gravedad específica de la Tierra, para que sean las propias fuerzas de cohesión molecular las que, siguiendo a nuestra flecha y no a otras flechas, realicen nuestro propósito. Y así es como se crea la forma necesaria para realizarlo. Toda nuestra materia adopta las particularidades de lo que queremos realizar. La materia sigue a la flecha.

Así, en su flecha, su intención elemental, cada ser humano revela su identidad.
Ahora, pensemos en otro tipo de identidad. De la misma manera que un ser humano es un conjunto de células, cada una diferenciadamente por su particular intención, aunque sea llevar oxígeno a una parte específica de nuestros tejidos, como humanidad también somos una identidad… Ser individualmente consciente de nuestro propósito como parte de la humanidad es lo mismo que decir si una célula de nuestro cuerpo es consciente de nuestra identidad como ser humano. ¿Cómo vivimos entonces esa identidad colectiva? De manera inconsciente. Aún así, la flecha sigue manifestándose con la misma intención.
Esto indica que la identidad existe independientemente de la auto-conciencia.

Entremos más en el concepto… En lo más práctico, la funcionalidad. ¿Para qué sirve la identidad? Es lo que nos diferencia, ¿verdad? ¿Y para qué tendríamos que diferenciarnos? Podemos decir que la naturaleza se expresa en la diversidad, pero volveríamos a otro porqué, llegando al mismo punto. Os diré por qué. Para registrar las interacciones. ¿Por qué? Para no repetir… La ley del mínimo gasto de energía, principio de supervivencia en la materia viva. En el fondo, acabamos llegando al mismo punto. Y este punto es la flecha de nuestra materia viva, que todos tenemos por defecto, y que no la vemos mucho, pues estamos definiéndonos en una identidad más diferenciada…. Conservamos nuestra flecha de la materia pues somos materia viva (nuestro cuerpo físico), pero empezamos a ser otras cosas. Por este motivo, no todo el mundo tiene las ideas claras de quien es, no todo el mundo sabe qué hace aquí. Es algo que queda para nuestra particular auto-conciencia.

Vayamos ahora al poder para acabar de ligarlo todo.

Solamente somos amos de aquello que hemos creado, como generadores de nuestra flecha.
Pensemos de lo que estamos hechos… Una materia viva, una combinación de elementos químicos dispuestos de una manera concreta, y que parten de un cosmos inmenso lleno de otras substancias y formas. ¿El creador? Dios, el Big Bang…se queda en creencias. De momento no tenemos la capacidad consciente de llegar a ello, así que todo vale como acto de suposición. Podemos recibir muchas ideas externas, de generaciones de sabios que las han transmitido, pero solo lo sabremos con certeza cuando lleguemos conscientemente por nosotros mismos a esa totalidad.
Individualmente somos una identidad, que vamos viendo al acercarnos a lo que somos, e identificando cada pequeña expresión de nuestra personalidad en esa intención que nos define. Esa intención individual viene de una parte de nosotros, y que hay muy pocas personas conscientes de ello. No quiero entrar en nombres que puedan haber puesto culturas y religiones, pues me centro en definir lo que honestamente podemos ver cada uno, y ya lo identificaremos con un nombre que alguien puso. De entrada, busquemos la definición como concepto en la mente, para que cada uno entendamos lo que es y no nos dejemos llevar por la limitación que supone para nuestra capacidad de pensar, una palabra ya definida.
Una persona con conciencia colectiva, dentro de un colectivo, no es amo de sus propias substancias. Es como un «hijo de la materia viviente» de su propia especie. Esto es así en los reinos más simples. Como animales (racionales) tenemos conciencia de especie. Pero estamos evolucionando hacia el Ser Humano, y ello implica ser amo de sus propias substancias. Eso es poder. Supondréis que entender esto es propio de una vivencia…pues sí. Lo entendemos al vivirlo. Allí donde diriges tu flecha va tu materia. Esto es nuestra identidad individual.

No es que creamos materia nueva, simplemente le damos forma. La forma que le damos a nuestra materia es la equivalencia con la identidad. Es nuestro «moldeado» particular. Y en eso si os fijáis, vemos el resultado final de una identidad…una forma en una masa, con unas características concretas definidas y perfectamente diferenciadas… Con la evolución diferenciada de cada riqueza que somos, lo expresaremos cada vez más.

Soy consciente de la complejidad de este tema… De entrada, mi intención es que os quede claro el concepto de identidad, que lo sepáis ver, diferenciar en un animal donde su «flecha» es puro instinto, y en vosotros mismos, buscar aquella intención que os define, y que es algo constante en toda vuestra vida. Es aquello que nos mueve, el punto común de nuestros actos, sea delinquir o contribuir a la mejora de la sociedad. Definirnos como flecha nos sitúa, y nos permite entender todo el contexto social de este momento. Entender lo que es una flecha nos hará ver la nuestra y la de los demás. Entender los motivos de la acción de personas o grupos. En el fondo, todo se resume a una lucha de flechas intentando formar parte de una flecha mayor… Es la armonía en el conflicto, el arte de la existencia.
Seguramente os queda el hueco en el entender el fondo de la flecha, la materia y la forma. De momento puedo darle comprensión con otro lenguaje más complejo… Es cuestión de darle tiempo, como hago con todo y encontrar las correspondencias sociológicas.

La intención máxima es aquello que nos define. Depende del «grosor» de nuestra flecha, o sea de la intensidad con la que expresamos lo que somos, será más o menos visible. La intención tiene una coherencia en nuestras acciones vistas en nuestra historia. En los reinos más simples de la naturaleza se ve más claro. Es instinto de supervivencia, una «flecha» imparable por sobrevivir, que se expresa durante toda su vida. En las personas es más difícil de ver, pues tenemos muchas «flechitas» en nuestro día a día. Pero hay una, que podemos decir que es como el resumen de todas. A veces es necesario ir a nuestra historia, sobre todo a la edad infantil, donde no habían prejuicios ni falsas identidades…
Aquí se ve bien claro lo que buscamos en la vida. Cuando lo hacemos consciente, empezamos a ver realmente qué es el poder. En ello estamos todos 🙂

Escrito por Meritxell Castells el 8/10/13

 

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