EL MARGEN

El concepto de individualidad plantea los cambios que generan las leyes de una nueva manera de existir. Un Ser Humano porta la solvencia de todas las dependencias conocidas, que pasan a un estado de opción.
Analicemos, por ejemplo la enfermedad, muerte, la degeneración.
La muerte existe de manera natural en la materia viva como un medio de regeneración y cambio de substancias. Viene «por defecto» y es aceptada como el mismo acto natural de nacer. Aceptar cada expresión de la existencia es una acción que existe en todos los seres, nuestra base vida nos aporta la integración del existir por defecto.
Entonces, ¿qué sentido tiene la aparición de los estados degenerativos, la enfermedad en el contexto humano? La vida favorece todo aquello que le permite una continuidad a pesar de manifestarse previamente como conflicto.
Los estados previsibles de la materia viva se hacen vulnerables ante la misma trascendencia. La evolución clama una nueva generación de interacciones que permita más opción al existir. El desarrollo de la mente genera la vivencia de un funcionamiento fuera de lo ya establecido. El principio creativo que da continuidad a una vectorialidad libre.
Apoyada en la propia creencia, la vida se pone a prueba con la finalidad de vivenciar el «Margen». ¿Con qué fin? La vida previsible no aporta más creatividad de la ya existente. La facilidad de lo ya creado es seguridad en el acto de ser…lo mismo. Una conducta que genera acomodación, la misma ley del mínimo gasto energético enfrentada a la necesidad de asegurarse nuevas interacciones, que han de nacer a partir de sí mismas.
Salir de la secuencialidad requiere buscar una expresión en el existir que despierte la creatividad de la propia esencia, y es necesario dejar un aspecto de expresión libre. La vida se pone a prueba…y aparece ante un estado de fuerte entropía biológica. Son los estados de degeneración, la enfermedad, el margen de la vida.
Una enfermedad no es un estado biológico perfecto, pero es expresión de vida.
El existir se estira…aparentando un experimento fallido que nos expone al reto de la propia creencia.

El Margen…la adversidad siempre ha sido el conflicto que aporta la nueva expresión, la belleza de la propia armonía de sostenerlo. ¿Cómo se sostiene una enfermedad?
Los estados degenerativos son fruto del aumento de entropía biológica, en el experimento del existir libre, sin enfocar la adversidad hacia un cambio en la evolución.
La experiencia de la entropía está justificada si trasciende la cómoda expresión del no-cambio, la perennidad de los aparentes estados seguros.
La entrada a la experiencia del margen requiere de estados psíco-emotivos que desvaloran la existencia. Parece un «tirar atrás», incluso se han atribuido a actos de conspiración contra lo humano… Es parte del mismo asunto, pues crea más separatividad, y contribuye a la aparición de más estados de margen…que requieren más creencia…que generan más potencial de transformación, etc.
Quien no tiene interés, no siente nada, ni amor ni odio. El que tiene interés por el otro, sea amor u odio, es algo. Sea lo que sea puede ser transformado, pero el que no siente nada, no tiene nada. El mejor amante es el guerrero, pues en una guerra es más difícil aprender a amar.
El potencial de transformación aumenta con la necesidad de solventar la entropía, el margen se justifica a sí mismo.

La muerte implica regeneración y cambio de substancias. La continuidad de los estados conscientes dependerá si los hay o no.
La autoconciencia aparece en lo humano, es el estado manifestado del vector libre, y porta el evento de la opción libre de la continuidad de los estados biológicos.
Continúa en nosotros y se transforma aquello que existe de manera consciente, que es aquello que está en nuestro registro.
El «Margen» nos adentra en la creación de una nueva substancia para seguir existiendo de una manera libre.