Lo que voy a contaros es uno de los grandes secretos de la existencia, algo que he tenido el privilegio de conocer y ahora quiero compartirlo.
Estamos organizados para la supervivencia. La materia viva… Tu cuerpo biológico… La Naturaleza… Una obra de Arte que lleva millones de años funcionando nos muestra así su inteligencia exquisita. La clave, el Orden Natural, que sostiene una química que es la misma coherencia personificada. El resumen, una identidad que solamente necesita un interruptor para parecer que tiene poderes mágicos. La magia es la misma Sabiduría hecha Belleza inteligente. Algo que para activar solo hay que reconocer. Os lo explico.
La vida lleva existiendo millones de años, aunque ahora lo hace con otro tipo de inteligencia donde podemos aplicar a través del libre albedrío la opción de intentar salirnos de ella, aunque sea mediante experimentos fallidos. Me refiero a la que estamos liando, en este empeño por destruir todo lo que la Naturaleza ha organizado con sabiduría.
Podemos verlo en muchos campos, pero hoy quiero abordar el tema salud, que en el fondo es la conservación de la vida, la supervivencia de nuestra información genética. Lo que os voy a explicar es la clave para tener/restablecer salud sin más necesidad que lo que tienes en tu entorno en ese momento. Es muy sencillo.
Lo que hace que tengas salud es el Orden Natural, algo que constantemente el cuerpo vivo intenta restablecer, es como una dirección constante, una flecha, hacia el estado más armónico al que nuestra particular combinación de materia puede llegar, y que está como patrón en cada uno de nosotros. El Orden Natural es como decir que todo está en su sitio, todo está claro… En la salud se traduce a que los órganos funcionan correctamente, las células realizan sus intercambios con el medio, etc.
Ahora bien, no todo se queda en la pura biología. Hemos evolucionado y nuestra inteligencia pasa del orden biológico a la expresión de algo muy rico, pero todavía incompleto: la mente.
La mente es algo así como una identidad separada del cuerpo, porque tiene unas “leyes” y una naturaleza diferente. El cuerpo funciona como equipo, es una misma identidad (todos los componentes juntos son uno. Poe ejemplo pensad en un banco de peces o en una bandada de pájaros). En cambio la mente es como un ser separatista. La diferencia está, podemos decir, que en la manera de ser de cada uno, de cómo llevan una interacción con el entorno y de cómo se manifiestan como Tiempo. Nuestra tarea es integrarlos, hacer que funcionen al unísono y con el mismo fin, porque somos las dos cosas. Algunos pensaréis que somos más cosas… Por supuesto, no nos quedamos ahí, pero las tareas aparecen con el desarrollo, y ahora es lo que tenemos. Cuando empecemos a desarrollar, por ejemplo, el Alma, nos tocará integrarla con todo. El trabajo está a donde y con lo que tenemos más a mano, las cosas son así de simples, son evidentes. En la evidencia, siempre encontraremos la Verdad.
Para comprender cómo conservamos el equilibrio primero hay que entender este Orden Natural, que hace que cada cosa esté ahí y se mezcla con tales otras no por azar. Hay una coherencia en los hechos, nunca sucederá nada fuera de este orden. Es como la Vida se ha mantenido durante millones de años. Lo que está a tu lado tiene una coherencia química, encaja contigo de alguna manera. Lo mismo pasa cuando estás en un ambiente concreto. Has de verte como un compuesto químico, que te mezclas con otros compuestos, y de la misma manera que en una fórmula, te mezclas hasta llegar al “equilibrio” sea de la forma que sea (cada vez descubriremos más formas de equilibrio…). Cada instante es como un cuadro, nos mezclamos con el entorno y cada segundo es una combinación “química” diferente.
Entremos un poco más… Ahora ampliad el concepto “química” al de “información”, para salir de la partícula y entrar en la “onda”***. Es muy fácil, recordáis la película Matrix? Recordad cuando decían que cada elemento de Matrix estaba definido (…por un código). Pues la realidad es lo mismo, cada elemento está diferenciado no sólo químicamente, sino informativamente. Por ejemplo, no es lo mismo una mesa que una silla, aunque estén hechos de los mismos componentes, la forma es diferente, por eso son dos “objetos” distintos. Detrás de una forma, está la identidad.
Volvamos al espacio, por ejemplo, una habitación, cualquier pequeño y particular ecosistema donde estés en un momento… Volvamos a los componentes químicos, a la información.
Cuando entramos en un ambiente nuestro ecosistema ha de volver a configurarse… Lo hace. Damos un paso o miramos otra cosa y ya cambia, por lo tanto vuelta a reconfigurarse… Y otro… Y otro… (Por ejemplo, si estoy mirando a la ventana mi campo de información será uno, y si giro la cabeza hacia la pared, será otro. Mi vista, mis coordenadas, todo eso que recibo cambia ligeramente). Nuestro sistema de manera natural, desde la base química (nuestro cuerpo vivo) siempre va a encontrar el equilibrio, pues su movimiento natural es hacia ese estado puro, por supervivencia. Recordad que estamos organizados para ello… A no ser que haya la interferencia por excelencia: Los prejuicios, donde ese “paraíso” se perturba.
Por ejemplo. Entramos en una habitación, químicamente empezaríamos a integrarnos con aquella mezcla si no hay interferencias, pero imaginad que en la pared hay un cuadro que nos recuerda a algo desagradable. Ahí ya aparece un prejuicio, un rechazo, una barrera a la integración, pues ese cuadro no lo queremos en nuestro ecosistema, en nuestra identidad. La tarea del equilibrio se dificulta y queda pendiente. Se genera una alarma biológica, que dependerá de nuestro instinto de supervivencia que la veremos más clara o no. Empieza la lucha entre la tendencia a la integridad y el prejuicio, que puede ser tan grande como tu placer a “complicarte la vida”.
Las interferencias biológicas aparecen y más en un mundo de cambios electromagnéticos, química alimentaria poco adecuada y otras cosas, pero siempre está ese movimiento hacia el Orden Natural. La lucha con el prejuicio ya es otra historia, pues depende de uno mismo. En el fondo es el acercamiento o alejamiento a la Verdad, y aquí está la clave de la curación. El Orden Natural se extiende al pensamiento en un estado de autosinceridad, y de ahí pasa al cuerpo vivo, transmitiendo la información del fallo ya corregido.
Para que me entendáis mejor, el Orden Natural es un estado natural de “perfección”, o sea de la máxima coherencia. Todo encaja, todo hecho con el mínimo gasto, todo claro… A la que esto se perturba aparece como una alarma “peligro!, peligro!” y todo se mueve para reconducir la situación, pues una acción no realizada correctamente es un error grave que hay que corregir. La corrección consiste en volverlo a hacer, esta vez de manera correcta, y para ello es importante reconocer el error, pues además debes aprender para que no vuelva a suceder. Es entonces cuando el error queda justificado, y pasa a ser algo con sentido en vez de ser algo inútil que mejor que no hubiera pasado. La Naturaleza lo aprovecha todo, hasta el Tiempo.
A partir de aquí, matices. Si alargamos el tiempo del prejuicio (…terquedad o resistencia al cambio), más desorden, perdiendo tiempo y energía. Lo que hace que la situación cambie es un cambio de dirección en la realización de la acción. Querer avanzar o retroceder determina hacia dónde va todo. Si persiste el prejuicio, aumenta el Tiempo de exposición al “desorden”, y la biología empieza a fallar, primero afecta a las funciones, y si continúa, acabará afectando al tejido llegando a enfermedades degenerativas. Recomponer el cuerpo es un asunto de cambiar la dirección, solamente el hecho de querer avanzar hacia el desarrollo y no hacia la destrucción, ya se activa todo, activas el instinto de supervivencia para salvarte la vida.
La manera en que actúa este instinto es natural. Lleva tu dirección a la información del entorno (que puede ser cualquier cosa que haya en el “ecosistema” del momento donde te encuentres) que reactiva este Orden Natural, actuando como algo que lleva el cuerpo al “completo”, a ese equilibrio que aunque no se aprecie habitualmente con la razón, sí puede percibirse con el instinto y con el sentir, manifestado en una coherencia y un orden de la materia que se respira en cada elemento del ecosistema. Somos un equipo, una identidad con el particular ecosistema del momento (la habitación, o donde estemos), que presenta una fuerza exquisita cuando consigues integrar.
La clave, si os dais cuenta, está en la Identidad y en restablecerla. Una identidad es el representante máximo del Orden Natural, de la integridad, de la coherencia… Sea una célula, un cuerpo biológico entero o un cuerpo mayor como puede ser una pareja, una familia, una empresa o un país.
La primera identidad que restablecemos es la biológica, y podemos decir que su representante es el sistema inmunitario (las defensas). A partir de aquí seguimos con el estado de autosinceridad, siendo la Honestidad el representante de esa integridad donde la mente se une al grupo. La Honestidad aporta Verdad, que es coherencia…
Sin prejuicios, el instinto restablece el orden, buscando como en un acto de supervivencia aquello que necesita para completar la parte de la identidad que se ha perdido. Es por eso que en condiciones extremas donde la vida se ve amenazada, sobre todo cuando no te tienes más que a ti mismo para salir del peligro, entonces sacamos esa fuerza para sobrevivir, y lo aprovechamos todo para llegar a nuestro fin.
Los enemigos de todos esto, además de los prejuicios, son esas absurdas ideas adoptadas para suplir la identidad, cuando esta se entrega a otro, sea un médico, un medicamento o cualquier otra cosa que no seas tú. Pensad que la identidad es la fuerza, es el representante de uno mismo, es el generador de tu Orden Natural. Es algo que ha de partir de ti, y de nadie más para que funcione.
Cuando se activa el instinto de supervivencia, cualquier cosa del ecosistema donde estamos tiene el mismo valor como información. Puede ser un color, un objeto, un sonido, y será tu propio cuerpo el que sienta la atracción hacia lo que en ese momento activa el mecanismo de autocura. Piensa que te unes con un medio y todo es un conjunto de información. Además si estuvieras en un lugar sin nada u oscuro, tú puedes aportar de ti mismo lo que hace falta (pero esto lo dejamos para otro post, jejeje… Es como un siguiente nivel). Cuando peligra nuestra vida y no tenemos nada más que a nosotros mismos entonces sale. Cuando no es tan peligroso lo que nos pasa, tenemos que buscarlo a través de ese estado de autosinceridad. El primer acto de autosinceridad es el reconocer la identidad biológica de la que venimos, un sabio (la Naturaleza) que lleva millones de años organizado para sobrevivir, que es Bello, inteligente… Que es matemática y filosofía. Una obra de Arte en constante evolución. Cuando esto esta claro (una gran Verdad), todo lo demás se recompone fácilmente, pues el movimiento del Orden Natural existe siempre en toda la materia viva, solamente hemos de reconocer su existencia y poner la Voluntad a restablecerlo.
Esto es un tesoro, ni os imagináis el valor que tiene, y no lo sabes hasta que lo vives. Os introduzco el tema, y poco a poco os lo voy a desarrollar para que podáis hacerlo por vosotros mismos 🙂
Meritxell Castells 24/4/2015
* La dualidad onda-partícula, base de la física cuántica. La realidad se expresa como partícula y como onda
Photo credit: Proyecto agua
MÁS INFORMACIÓN:
– Sobre el Orden Natural (Vídeo Meritxell Castells, 2 minutos)