En este artículo quiero profundizar en el concepto de la primera identidad, aplicado a comprender realmente lo es una identidad como algo necesario en un contacto. Es la identificación en las interacciones. La vida se rige por el mínimo gasto energético, y repetir seria perder energía. Además, el registro fundamenta la conciencia en la acción, algo interesante evolutivamente.
La identidad es lo que nos define. En los objetos, no hablamos de identidad, en cambio sí se habla de una «entidad» común, expresada en las formas. Así, podemos dar «identidad» a todas las formas redondas, o cuadradas desde el principio que da la forma, que no resta nada de importancia.
Y entrando en algo más «completo», llegamos a la identidad de las personas, algo que tenemos más a mano.
La identidad es un identificativo. Imaginad que cogemos todas las cualidades que nos definen, las mezclamos y aparece una etiqueta, como si fuera el nombre del resumen de lo que somos. Socialmente es el dni, pero existe una correspondencia para cada nivel de la existencia. «Etiquetas identificativas» hay muchas, nuestro nombre y apellidos oficiales, un apodo, un nombre de usuario, un nombre en facebook, cualquier «etiqueta» que lleve a ti. Es la identidad social, algo que puede ser definido en palabras y al que todos pueden llegar.
Pero esto no es la primera Identidad…pues se trata de algo más básico. Para llegar a ella, quitemos la imagen, quitemos lo adquirido, lo que pensamos, nuestros gustos, nuestros títulos… ¿Qué nos queda? Un sistema de vida de millones de años de evolución, nuestro organismo, y que cuando necesitamos requerir a la supervivencia de la vida, es lo que tenemos, pues es lo más sabio dado que le concierne a él.
Entonces, cuando reconocemos desde la mente, desde nuestra parte pensante, a este sabio de millones de años, se restablece la conexión, la identificación…el reconocimiento. No hay ningún secreto, es reconocer nuestro origen sabio, capaz de auto-restablecerse, y que lleva la información de toda la materia. En el momento que la mente reconoce al sabio, se establece la primera identidad, pues sabemos la verdad de lo que somos.
¿Y cómo se produce? El momento más sencillo es en un «bache», una enfermedad, cualquier momento en el que la mente pierde su protagonismo, pues necesita encontrar qué pasa y no lo consigue. Cualquier información relativa a nuestra historia, a nuestro comportamiento, tiene que ver con todo lo que somos, y excluir al sabio nos debilita, simplemente porque es algo falso.
La identidad se basa en el principio de la Verdad, y nuestra gran verdad es lo que somos realmente, el punto de partida del cual está claro. Es exacto, y es lo que fundamenta nuestra fortaleza.
A partir de este reconocimiento, viene la personalidad, y esto es equivalente a la identidad social. La seguridad en uno mismo no es algo que viene de la personalidad… Parte de la primera identidad, porque es lo que tenemos más seguro. La Verdad es lo que nos fortalece, lo que nos da seguridad. Vista desde la mente, puede ser, o no. Desde la vida no hay engaño, lo que es, es.
Es por esto que el método de verificación más exacto que existe es uno mismo…desde la vida, la verdad es evidencia. no hay prejuicios, es la expresión pura de algo.
Nuestra evolución continúa en el desarrollo de la mente a partir de este reconocimiento. El sabio sabe y la mente llega con la conciencia a la información. Ambos son un equipo, cada uno con su facultad. La mente es como un bebé, no sabe y aprende del sabio. Toda la información ya existe en nosotros, nuestra tarea es hacerla consciente. Por eso, el primer punto donde llevamos la conciencia es a este sabio, cuyo representante es el principio de fortaleza biológico, el sistema inmunitario.
La sociedad está herida, su poder está desterrado por sí misma… Intentar saltar este paso es como construir una casa sin fundamentos. Hemos de volver a este punto, y restablecer nuestro poder, si queremos realizar cualquier avance ordenado y libre.
Escrito por Meritxell Castells 6/9/2013